POEMAS

Poemas de Lengua Insomne

Epígrafes:
No hay soledad, no hay muerte
Aunque yo olvide y aunque yo me acabe.
Rosario Castellanos
Se mide la inteligencia del individuo por la cantidad de incertidumbres
que es capaz de soportar. Inmanuel Kant

PARTE I CUARENTENA

Hablemos de confinamiento

Obligada yazgo esclava
Como en Egipto Grecia o Roma
Esclava
Mano de obra de mí misma
En la guerra de mi propio cuartel
Presa expatriada y con letargo
son largas horas de ver y escuchar
El sonido- retumbo que me deja
en el sendero de las telarañas-
De las cuatro esquinas y
ese abejorro muerto y el
vuelo del picaflor la leña caída
la lluvia golpea las ventanas
Esclava del encierro – atrapada
En burbujas de la mente indócil
Que no repara el fragmento de los años
Soy autómata cotidiano
del café y el cigarrillo
Macilenta como recuerdo añejo
Enmohecida en la espera
Releo pedazos del pasado
Gimo jirones de antaño
Hay una foto que cuelga
hago un puzzle ficticio

rasgueo una guitarra

tecleo un poema
es el milésimo de segundo del oído
tomo un sorbo de Nordic Mist
y ese árbol,
ese árbol pequeño aun no crece
Nadie ha sacudido el polvo del hall
Tengo un agujero en mi manta
-La pavesa hizo su obra del día-
Giro en un temblor temible terrible
Es de 180 grados
donde traspapelo imágenes
con lápices multicolores
que locuaces diseñan
la forma fútil de la existencia.
El modelo del agobio
La represión del juego.

Mujer de los insomnios

Ya tú lo sabes
Duermo sin dormir
Lloro sin llorar
Alma en pena la casa en este encierro
Y canto para no enloquecer
De silencios y ruidos externos
Mi voz se alza potente y plena
Mi alegría se abre en la carencia

Se abre ante los mensajes sórdidos
Es un impulso irresistible
De esa explosión de belleza invisible
Late el reloj donde la realidad sobrevive
Entre hueso añejos y dolores diversos
La vejez se desvela
Con los pies entumidos
Y un techo que abruma
Yo duermo sin dormir
Y sangro sin sangrar la pesadilla maniática
Que inquieta
Ahí está la cara triste en medio de la calle
Vestida de paraguas leche y miel
-no ha de faltar el pan-
Odio sin odiar
Mientras
la contingencia reprime y censura
y la rutina agarrota
Ahí estamos
Envueltos de la inconfundible
Pregunta ¿cuántos han muerto hoy?
Como una penitencia sacrílega y punzante
Mujer de los insomnios me dijiste
Sin comprender aun mis ojos abiertos
Mis aterrados oídos el cierre de los puños
en la noctámbula pendiente que lujuriosa
nos desmaya y aturde. Aturde.

PARTE II LENGUA

Lengua insomne

Esta manía de pensarte
que tiene mi lengua insomne
Farfullante e intrépida
Desconocida y hambrienta
Temible exhala maniática
Un puñado de versos
Desatados lúbricos
Donde la palabra rústica
Lanzada como fuegos artificiales

En la rutina criminal
Que apuñala las horas
y extermina
lengua presente
lengua pasada
y enarbola vocablos nuevos
voces plagas
señales llagadas
En el zumbido dislocado
De una destrucción invisible
Como si fuera
Una página inconclusa de libro moribundo.

Rasgada

Entre llamas y locura
Me lancé al océano temible
Lejano distante
cabalgaba sobre hojas de hastío
donde el baño de sombras cegaba
y punzaba el fuego de la luna
Desconectada del tiempo
Caí y enredada en un árbol
me dejé caer
perdí la cabeza
nadie tejió la red
sucumbí al desgarro
de la lucha inerte
socavón apático desconocido
como ángel infiel te ignoré
seguí el trayecto ondulante
perezoso
sin una gota de sangre
ni oído ni cordura
Me lancé SIN DESPEDIDAS.

PARTE III EL ESTALLIDO

Lacrimógena

A Fabiola Campillay

El patriarcado es nuestro juez
se nos juzga por nacer y
nuestro castigo es la violencia que ya ve
s

Sin motivo
Sin juicio sin ley
Llagada
Es tu dolor la navaja que rebana vértebras
Deja tu tristeza un nudo
Un espasmo cruento
Que lacera
Espanto y crueldad se unen
En un grito sin voz
Angustia nuez y cáscara
Paloma santa
Santa y real
Todo era pacífico
Tu marcha al trabajo
Tu marcha
Todo era inocente
Un turno comprometido
Un paradero
La compañía y la espera
Nada preveía la nube de sanguijuelas
Los cardos violentos
El crujir de dientes
El golpe y la fatal desnudez
No, no es irreal
La malsana malignidad
El disparo inesperado
La llaga
Sin motivo
Sin juicio
Sin ley
Todo existe para llorar y gemir
Batallar luego del hastío y del llanto, únicamente batallar.

Triángulo escaleno

Nunca salí del horroroso Chile
mis viajes que no son imaginarios
tardíos sí – momentos de un momento –
no me desarraigaron del eriazo
remoto y presuntuoso. Enrique Lihn

Nunca salí del horroroso Chile
Del metálico sabor de la sangre
De la noche más oscura
-La pendiente va y arde-
Quema la hoguera del estrago
Es la nación de triángulo escaleno
La nación de las desigualdades
se mueve entre
la función lineal del poder y
la constante del abuso
Es el yugo exponencial de la barbarie
treinta años
De mudez dócil borrego
Sordina y recelo
Corderos en llamas giran en el aire
Heridos en desconfianza y brumas
-Nieblas y neblinas- Este ardor
Anima la larga siesta de los durmientes
Cierto
Nunca salí de Chile torcido
Me extravíe en la espesa bruma
De las resplandecientes navajas plásticas
Claves de prisión solapada
Horroroso Chile Escaleno Chile
Valle de incertidumbre
-estiércol perplejidad-
Como el hábito y no de monje
-precisamente-
Pesa que pesa la pesadumbre
En la roja mancha de mi pecho
En mi desarropada flor primaveral.

Del libro Cuando llega la primavera todos se resisten a la muerte

A través de toda noche


A través de todo el día
Cae la inocencia en la pendiente infinita del semáforo incoloro

Hubo una vez un niño que lloró en mi pecho
Hubo una vez una estrella incrustada en las pupilas
Mi seno cantó junto a serafines esculpidos en oro en plata

Todo el tiempo la inocencia cae
Sucumbe en el acto de una húmeda mano vacía
El subterráneo de una conciencia inconciente emerge voluminosa en su larga tristeza
A través de las horas se evapora la párvula sonrisa
Con las venas abiertas
Con los ojos llagados
Observo los hondos huesos de la venganza
Los puños agarrotados del odio en piel de cordero
Deambulan por las calles

Cae la inocencia
Las máscaras se desprenden de todas las cosas
Todas las cosas arden con los dientes rotos por el silencio

El niño ha muerto
Y el cielo vomita agua y la lumbre quema las vísceras
Porque a través de toda la noche
Y a través de todo el día
La inocencia cae
Como una hembra malparida.

Del libro Cuando llega la primavera todos se resisten a la muerte

Cuando llega la primavera todos se resisten a la muerte

Con una sonrisa cancelan la miseria rutinaria
Encienden la antorcha de la libertad
Una lumbre pía transita por las avenidas
El color de la rosa habla en el jolgorio del labio
La vulva de la brisa se abre
Echa a rodar su bálsamo en la vereda
En la sandalia del fresco verdor
Cuando llega la primavera todos se resisten a la muerte
De su pecho sale el rugido de todas las razas, el estruendo del arcoiris esplende en las arterias la magia de la fe
Nos alerta y vitaliza con sus largas pestañas tocando una a una las células
dedos luminosos capturan los ondulados vientres del alba
en el atardecer lamen los ocasos
con el pliego extenso de la virtud
todos sus órganos y sus partes son buenos
ni una mancha ni una arruga es visible en la alegría que golpea las arboledas
las teorías son todas comprendidas
como un poema desplegado en la alfombra del consumo
creen en los globos en las lunas en la resurrección
en la diversidad del género y en la tierra fecunda

Cuando llega la primavera todos se resisten a la muerte

 

Colérica y febril recorro las galerías que desconozco

Percibo el dolor de los fatigados pies
La bruma de la prisa desmedida
El estiércol aullando en la calle
Mientras consulto el reloj
me pregunto quien soy
qué hago en la horda venenosa
sumergida irónicamente
herida de polvo y mordedura de hastío
me confundo con los restos humillados que deambulan por la calzada
Canto al piélago del cielo a la nubosidad que escarnece mi pequeña estructura a este no ser mas que un grano de arena confuso en el temblor del tiempo en la hilera de calaveras sonrientes con labios de burbujas y melocotones desabridos
Huyendo del fango de la tempestad
De los humores contradictorios
Del genio y la imbecilidad
De los caprichosos gestos de la muerte
De la eterna contradicción humana
Presente como ola embravecida un torrente de agua hirviendo o barca a la deriva
Mientras camino entre los volubles desafíos del destino
Flotando entre fragmentos y versos pensativa siempre apartada de la ondulación desgarrada siempre
latente
Pese a la cólera
Soy una elegía sin tambor ni trompeta

Del libro Conquistadores del vuelo

Despedida

¿No es acaso la despedida como el grito de un pájaro en la muerte?
Tribulación inmerecida la mano al aire en medio giro
El beso que no palpa la tierra ni el polvo de los pies
Nada roza el silencio
Esa mudez tibia de tu sonrisa
Breve luciérnaga posada en tu cabeza danza en el pasto hasta mi taza
Mi taza se inunda de lágrimas
Las lágrimas están llenas del vuelco de tu silueta
Y de mañanas
Las mañanas quedan mojadas de pájaros.

Conquistadores del vuelo

Vamos sobre nubes viajeras
Hilvanando historias
En medio de rostros abatidos
Y harapientas calzadas
Creemos morir en el intento
Alcanzar la ribera contraria
En vano las cadenas quieren cerrar las puertas
Sobrevivimos chasqueando sarcasmos y atropellos
Somos conquistadores del vuelo
Empecinados en quebrar las barreras
Dejar de ser peces condenados a morir en medio de las redes
Insectos aplastados por la furia de un pie.